Euoplocephalus

Euoplocephalus a escala.

Significa cabeza bien acorazada. Medía 6 metros de largo, 1,8 de alto y pesaba 2 toneladas. Este herbívoro vivió en Alberta, Canadá, hace entre 77 y 67 millones de años, en el Cretácico superior.

Características

Exceptuando la zona abdominal, el enorme cuerpo del Euoplocephalus estaba bien azorazado. Contra los dinosaurios depredadores como el Albertosaurus o el Daspletosaurus, el Euoplocephalus disponía de un arma bastante contudente: una enorme maza de hueso en su cola, que pesaba 30 kg. La nuca y la espalda estaban cubiertas por numerosas hileras paralelas de placas óseas sobre las que crecían espinas de todos los tamaños. Los huesos del cráneo, también reforzados con placas óseas, estaban atravesados por canales por los que se cree que circulaba el aire para que enfriara el cerebro, además en la parte posterior de la cabeza tenía cuatro cuernos. El Euoplocephalus tenía un hocico ancho que le permitía comer todas las plantas bajas a las que llegaba. Como su lengua era muy flexible, cogía las plantas a manojos, después las cortaba con su pico córneo y despúes las trituraba con mascándolas con sus fuertes muelas, movidas por los fuertes músculos de las mejillas. En la zona abdominal tenía un enorme estómago en el que se extraían todos los nutrientes de las plantas ya trituradas mediante bacterias y un proceso de cocción. En los huesos de la cadera y las patas hay múltiples indicios de que tenía una fuere musculatura. A pesar de su enorme peso, podía correr hasta a 8 km/h. No era muy selectivo con lo que comía, pues podía triturar la vegetación más dura. La capacidad visual del Euoplocephalus era bastante reducida, ya que llevaba la cabeza baja y sus ojos se encontraban entre placas y protuberancias óseas. Incluso sus párapados eran de hueso. En cambio, sus grandes orificios nasales demuestran que tenía un buen olfato. Las espinas adicionales que tenía en los costados y en lomo servían como defensa y para que el animal pareciera aún más amenazante. Si un depredador atacaba al Euoplocephalus, este se defendía poniéndose de lado e intentando golpear con la cola, pero tenía un punto débil, si un depredador volcaba al animal, este quedaría indefenso y el depredador podría darle un moridsco letal en el cuello, pero el Euoplocephalus tenía una defensa para esas situaciones, se agachaba de forma que las patas quedaran plegadas y al depredador le resultaba más difícil tumbarlo. A juzgar por la estructura interna de las placas óseas de la mayoría de anquilosaurios se deduce que no solo servían como defensa, sino que también eran su mejor defensa cuando los machos peleaban entre ellos intentando golpear con la maza de su cola.